sábado, 13 de junho de 2009

Daniel Drexler, un pedacito de Uruguay

Por Ana Campo:
Los uruguay@s de la diáspora somos la sexta parte del país...Pero nos estamos sol@s, hay otro pedacito ambulante cantando y encantando por el mundo. Un pedacito que se desprende de vez en cuando, con la vocación de todo uruguayo y uruguaya, a conocer culturas y lugares sin dejar, en ningún momento, la singularidad de pertenecer a una tierra única que por donde la lleven sus caminer@s deja su rastro. Daniel Drexler, músico, médico, padre y padre reincidente (como bromea), tiene como propuesta estética el Templadismo, cuyo eje es la construcción artística a partir de la afinidad platina y la promisora unidad cultural entre sus pueblos y artistas. Su espectáculo trae una característica de lo más Oriental del Uruguay que puede haber, a cada música un comentario factible, una elucidación, un sentido racional que acompaña su arte, su forma subjetiva, su poesía. La necesidad de no contentarse con una posibilidad, con un lenguaje, la capacidad de abarcar sea un objeto, un tema, una persona, con todos los instrumentos que conocemos y tenemos a disposición y nos ayudan a comprender y a aprender marca su presencia, y la nuestra. Vanguardia, Daniel y los buenísimos músicos que lo acompañan realizan una presentación en interacción con el público, abandonando la “cuarta pared” que ha separado al artista de su espectador. Igualmente osado es al cantar y tocar - en diversos momentos- sin amplificadores en un auditorio con capacidad para más de 1.300 personas, lo que destaca, y nos hace acordar, que aquel momento es único. Al reflexionar lo tradicional y lo moderno, unir lo simple a lo complejo, lo particular y lo universal, Daniel no se transforma, como tantos, en una eclecticidad informe pero expresa el propio Uruguay, que mezcla sus mundialmente conocidos vanguardismos civiles y un pueblo simple y macanudo en su manera de ser, un avanzado sistema educacional y cartelitos casi precapitalistas en los ómnibus como: ¡Prohibido salivar! Una tierra de paradojas galeanas que bien nos definen como un bando de anarquistas conservadores, y un Benedetti, que si bien parecía querer esconderse de tanta humildad, al mundo entero supo mostrarnos. A Daniel Drexler, militante del arte, militante de la ciudadanía uruguaya, militante de la solidaridad, queda mi profunda admiración.

Um comentário:

  1. ana, tu mail me está rebotando desde hace 5 días!!!! tengo cosas urgentes que comentarte
    daniel

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