quarta-feira, 13 de janeiro de 2010

Aporte al debate necesario: Perdimos el plebiscito sobre el voto desde el exterior, ¿por qué? ¿cómo continuar?

Hemos demorado un poco para escribir sobre el resultado del plebiscito sobre el voto epistolar en función de que entendimos que se hacía necesario que se asentara el polvo de la disputa electoral y, en buena medida, a los efectos de ver como se dibujaban las tendencias en los distintos foros donde el asunto es discutido.

Este tiempo de observación y reflexión nos permitió registrar manifestaciones del más amplio espectro, desde los que se alegraron por la derrota de la propuesta – porque eran contrarios a la misma, claro - y ven el tema como zanjado; los mismos consideran que el pueblo ya se manifestó y por lo tanto no hay nada más que discutir. Interesantemente, de la misma manera, pero desde el extremo contrario, el de la frustración y el desánimo, muchos compatriotas que apostaban con fuerza a la inclusión consideran que fue terminante el resultado y que no se puede cambiar la decisión popular. Entre estos extremos se mueven opiniones mucho más optimistas, de quienes apuestan a seguir la batalla desde los ámbitos ya creados, como el D20 o renovar propuestas alterando la metodología del voto, sustituyendo el epistolar, por el consular o otras variantes, o aun, quienes proponen que el tema vuelva al ámbito parlamentario, donde sea pasible de entrar en negociación con las fuerzas políticas tradicionales a los efectos de encontrar las mayorías necesarias.

Para comenzar a debatir estas cuestiones, es necesario que hagamos algunas puntualizaciones: En primer lugar, considerar que el instrumento plebiscitario como fue propuesto es fiel expresión de la voluntad popular es un considerable error. Podemos decir a ciencia cierta que 850 mil voluntades se manifestaron a favor de la reforma, pero nunca sabremos cuantas hubieran votado en contra. No podemos aceptar como natural y cabalmente democrático un sistema plebiscitario en el que aquellos que no tienen opinión formada, o simplemente han decidido a conciencia abstenerse, estén acumulando sus votos al NO. Sistemáticamente, desde los años 80 en que referéndums y plebiscitos comenzaron a demostrar su importancia como instrumentos de participación directa de la sociedad en decisiones estratégicas - como el NO a la privatización de los Entes - , la Corte Electoral, como una especie de quiste reaccionario en el seno de nuestra democracia, ha tratado de vaciarlos o dificultar su realización. Clara muestra es el modelo de plebiscito que se aplicó en octubre, eso sin contar con las declaraciones tendenciosas en plena veda de su vicepresidente, el colorado Renán Rodríguez. Pensemos que la actual composición de la Corte Electoral fue definida de acuerdo a la correlación de fuerzas de la elección de 1994 y está integrada por cuatro colorados, tres nacionalistas y solo dos frenteamplistas. Sin duda, una de las tareas fundamentales de los próximos años será corregir esta aberración.

En segundo lugar, no podemos dejar de considerar que la realización del plebiscito sobre el voto epistolar concomitantemente con las elecciones nacionales y con otro plebiscito fueron factores perturbadores del proceso de reflexión sobre un asunto tan importante. Las fuerzas políticas y sociales que podrían impulsar a plenitud la iniciativa estaban concentradas en tiempo y recursos en otros objetivos por ellos considerados prioritarios. La Comisión por el Voto de los Uruguayos en el Exterior recién en el último mes consiguió afinar el trabajo, aunque continuó con evidente falta de recursos para desarrollar una labor que revirtiera cuarenta años de ninguneo a que hemos sido sometidos los uruguayos del exterior.

Es sobre estos últimos cuarenta años que cabe hacer unas últimas puntualizaciones antes de pasar a las perspectivas futuras del tema. “Tiene que haber sido muy cretina la cabeza que confundió la identidad con el domicilio” se leía en las palabras de Galeano que encabezaban la carta abierta de los consejos consultivos llamando a sumarse al SÍ por el voto epistolar, y proclamaba Galeano una verdad sin duda: que las políticas públicas dirigidas a los emigrantes compatriotas en estos últimos cuarenta años han sido elaboradas por cretinos que pensaban que cuando nos íbamos estábamos dejando de ser uruguayos. Cabe insistir en que el tema de la inclusión de los uruguayos del exterior se relaciona íntimamente con el proyecto de país que nos planteamos, no es casual que la emigración crezca a partir del abandono por parte de las elites tradicionales del proyecto de país productivo en favor de un proyecto de un Uruguay intermediador y plaza financiera que se aplicó desde los años sesenta, el hecho de que nunca se hayan elaborado políticas de vinculación y retorno no es apenas un descuido, simplemente refleja el dato de que estas elites tradicionales siempre vieron con buenos ojos que se aliviara la presión social a través de la emigración. Voluntarista de nuestra parte ha sido pensar que podríamos revertir está negación histórica de casi medio siglo en nimios cuatro años. Desde la frustración se puede alegar que era la hora del pueblo decir su verdad y el pueblo dijo: “los de afuera son de palo”. Es un poco soberbio pensar que hicimos lo necesario para que el Uruguay de dentro pudiera revertir estos cuarenta años de ignorancia sobre el asunto, cuando ni siquiera todos los que estamos fuera lo tenemos tan claro, habida cuenta de que ni todos los consejos ni asociaciones de uruguayos en el exterior le dieron justa prioridad a la lucha por el voto epistolar.

¿Qué hacer en adelante?

Cuando en el párrafo anterior discurríamos sobre el proyecto de país que imperó en los últimas cuatro décadas y que estimuló la emigración como válvula de escape social, nos faltó contraponerlo a la alternativa que tratamos de llevar adelante, la de un país que integrando su diáspora, potencie el aporte productivo, cultural y vital que puede suministrar la presencia de cientos de miles de compatriotas ubicados en los más variados rincones del orbe. Tejiendo una red que mantenga al Uruguay como centro será posible canalizar no solo sus remesas de dinero - con lo que algunos mezquinamente especulan - sino, y principalmente, su conocimiento de las sociedades en que están inmersos, la diversidad cultural que ello representa y el invalorable aporte de ideas y conocimientos adquiridos en este deambular por el mundo. Es porque entendemos esto como un proyecto no inmediatista, sino a largo plazo que no damos el tema por zanjado, muy por el contrario, consideramos que recién estamos empezando y que partir con el conocimiento de que un 38% de los uruguayos se dispusieron a introducir la papeleta blanca por el SÍ ya es un gran aliciente para seguir adelante.

Si se nos pregunta que en qué términos debemos continuar, bueno, eso no lo tenemos tan claro. Es obvio que por un buen tiempo el recurso del plebiscito quedó agotado, de todos modos, mientras no se cambien las reglas del juego en relación a la Corte Electoral, mejor ni intentarlo. La vía que nos queda es la parlamentaria, el embajador Portillo, bien señala en su artículo publicado en Brecha, que algunos juristas entienden que no se precisan mayorías especiales para aprobar la enmienda que habilite el voto desde el exterior. De todas maneras, una cosa tal vez hayan percibido los partidos tradicionales después de esta derrota electoral; que la oposición a cualquier costo, apostando a que la izquierda se ahogaría en sus propias contradicciones, no fue una estrategia adecuada. Ya se ha visto en sus primeras manifestaciones post derrota una actitud más dialogante. Quizá esto permita que la cuestión del voto desde el exterior, pueda ser negociada dentro del paquete mayor de la reforma del Estado que se propone el gobierno electo. El embajador Portillo, en el mismo artículo se apresura a proponer que se renuncie al voto epistolar en favor del voto consular, si no dependemos de mayorías especiales, no veo el motivo de tal renuncia. En todo caso se puede negociar, pero sabiendo que la opción del voto epistolar no es desmotivada, lo digo desde el punto de vista de quien ya ha tenido que viajar casi mil kilómetros para hacer un trámite en el consulado uruguayo más próximo. Si es para concertar, no debemos renunciar a nada antes de iniciar la negociación, basta saber cuáles son los límites para acordar, en este sentido no podemos descartar fórmulas mixtas que incluyan ambas modalidades o aun, formulas que impliquen el voto a presidente y a diputados y senadores de circunscripciones electorales en el exterior.

Además y de manera concomitante, se hace más necesario que nunca que el gobierno que asuma en marzo renueve su compromiso programático con la vinculación de los uruguayos que estamos en el exterior, afianzando el D20 y dándole condiciones y medios operativos para que pueda desarrollar su trabajo. Del mismo modo los Consejos desde el exterior debemos reforzar la acción hacia el Uruguay haciéndonos más presentes en la vida de nuestros compatriotas dentro de fronteras.

La idea de este modesto artículo no ha sido dar respuestas, sino, más bien promover el debate necesario para seguir adelante. Esperamos que se susciten críticas y comentarios, ya que este es solo un aporte individual destinado a contribuir con algo mucho mayor y compartido que es la consecución de la plena ciudadanía para todos los compatriotas sin importar donde estén.
Fabian E. Debenedetti
(Advertencia: Este artículo es a título individual y no necesariamente representa el sentir del Consejo Consultivo de Uruguayos en Porto Alegre y Área Metropolitana.)


Otros artículos sobre el asunto:
Nueva postergación de la Patria Peregrina por Álvaro J. Portillo (publicado en Brecha)
El voto del exterior por Jorge Eiris desde Córdoba, Argentina.
Crónica de una asignatura pendiente por Fernanda Mora desde París.

Comentarios y críticas pueden hacerse directamente abajo, en Comentarios o por e-mail a consejoconsultivo.granportoalegre@hotmail.com de donde serán transferidos al cuerpo del post para hacerlos públicos.

Opiniones recibidas vía e-mail:
De URUSERVICE el 14/01:
Conversando entre distintas personas que vivimos en el exterior, y que queremos mucho a nuestro pais y su gente, que ya tenemos una forma de vida diferente en muchos aspectos, y que estamos en Uruguay sólo en las vacaciones no podemos adquirir el derecho de imponerles a los que viven todo el año, quien tiene que governarlos.No tengo ningún interes en entrar en polémica y discusion sobre el tema ese es mi punto de vista y de muchos otros que conozco. No sabemos por que tanta insistencia en el tema, ya no somos de Uruguay, no somos de acá ni de allá, sólo somos uruguayos y estamos orgullosos de serlo y ayudar en lo que se pueda.

4 comentários:

  1. Amigos; no olvidemos que es muy grande la cifra de dinero que llega a Uruguay por medio de los que estamos fuera!Podríamos crear el Banco Dpt 20!Así la "plaza financiera" nos podría escuchar?

    ResponderExcluir
  2. Muy bueno el articulo compatriotas, hay que seguir batallando.

    abrazo fraterno
    CC Illawarra- Australia

    ResponderExcluir
  3. Típico de Chaves, si el plesbicito fue que no, entonces no. Donde quedo la democracia.
    Estamos en otro pais, mandar plata para ayudar parientes no nos dá derecho a nada a no ser talves un lugar en el cielo o las gracias destes.
    Basta con esta história, si qieren participar, vuelvan y pronto.
    Rolando Alvarez

    ResponderExcluir
  4. TOTALMENTE DE ACUERDO COM URUSERVICE

    ResponderExcluir